"Concédeme, Señor, serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y sabiduría para distinguir las unas de las otras". Kurt Vonnegut, Matadero cinco

5/6/12

O.O Yo venía a hablar de escribir

Hola! Dios santo, ¿qué le han hecho a la interfaz de Blogger? Dios, en serio, la pantalla es toda blanca y me deja ciega, no me gusta D: Voy a intentar centrarme mientras escribo, pero no garantizo que lo consiga...

Ya he acabado el curso. Aprobado todo y mejor de lo que esperaba. A veces me pregunto si realmente merezco esas notas. Hay gente que se esfuerza mucho más que yo. Será lo que Muse llama Unnatural selection. Así que como tengo un verano larguísimo por delante he aprovechado para hacer lo que llevo todo el año queriendo hacer: Escribir.

Pero ¡socorro! Es muy típico de mí, me pongo a escribir y la lío parda pardísima. De nada sirven los esquemas, el planear qué pasa en cada capítulo. Luego me pongo a escribir y PAF. Lo que ocupa 14 líneas en el guión pasa a ser 4 hojas. Y encima sin saber si están escritas decentemente y si merece la pena leerse. Soy un caso. Me encantaría saber si Woolf, Poe u otros grandes tenían las mismas dudas que yo mientras escribían. Yo desgraciadamente tengo muchas. Y dudar es malo. Dudo de que lo anterior haya sido bueno ahora que lo miro, y me pregunto con la boca abierta "¿Lo hice bien alguna vez? Alguna vez algo que haya escrito yo ha sido lo bastante bueno como para tener un futuro?"

En el fondo esto es una tontería. Pierdo el tiempo rayándome con esto. Tengo muy claro que no quiero ser Premio Nobel ni nada por el estilo. Escribo porque quiero, porque me gusta y porque quiero ayudar a la gente con ello. Porque los libros me ayudaron de pequeña y siento que esa puede ser mi forma de ayudar a la gente. Pero soy una maldita exigente. O eso dicen, que me exijo mucho, que soy perfeccionista. Es un asco, ¿sabéis? Si fuera un poco más creída diría que lo mío es lo mejor que he leído nunca y que para la edad que tengo soy muy buena. Pero claro... Eso era lo que yo me decía a mí misma con 15 años, cuando todo mi mundo literario se reducía a Laura Gallego y Tolkien, cuando no sabía nada del Modernismo inglés y no conocía a nadie de mi edad que quisiera escribir. Cuando era inocente y tenía tiempo e imaginación. Supongo que es lo que tiene crecer. Lees Las Olas o The Waste Land y piensas "Joder, yo nunca haré algo así". Es como cuando estaba escribiendo 2.491.212 y leí La Sombra del Viento. Estuve días sin escribir, en serio. Quizá no sea el mejor libro del universo, pero en ese momento pensé "Yo nunca haré algo así".

Pero algo podré hacer, ¿no? Por poco que sea. Quizá en 200 años alguien lo vea y diga "guao". No es que quiera eso, en serio, no quiero que dentro de 100 años a 40 pobres personas les obliguen a estudiar y a leer lo que escriba. Quiero lo contrario. Que alguien crezca y recuerde algún libro mío con cariño, no con asco. Y todo eso pasa por escribir bien y que la historia merezca la pena. Es básico. Necesito tener las dos cosas, y últimamente creo que me fallan. Pero no pienso rendirme. Yo antes escribía una historia al año. Y voy a volver a cumplir ese acuerdo. Porque me da la gana. Porque si tengo algún sueño es ese, escribir, publicar y si fuera posible vivir de ello. Lo voy a intentar. Porque si no lo hago será como el JSiF. ¿Por qué participé con 17 años? Porque estuve acojonada desde los 15 pensando que nada de lo que yo pudiera mandar merecería la pena. Y a los 17 me dije "Si no lo haces te arrepentirás toda la vida". Así que lo hice. Ahora es igual. Tengo toda la vida. Y no voy a desperdiciarla. Como dice Jordi Sierra i Fabra, "descansa cuando te mueras".





XaO!