"Concédeme, Señor, serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y sabiduría para distinguir las unas de las otras". Kurt Vonnegut, Matadero cinco

1/5/11

Realmente no sé hasta qué punto...

...Los sentimientos pueden significar algo poderoso para ti.

Pero para mí lo son todo. Son el combustible que hace a mi motor, el corazón, funcionar.
Supongo que igual que con los coches, hay diferentes combustibles para poner en marcha el motor. Del mismo modo, hay distintos grupos sanguíneos en función de la persona, y muchos son incompatibles entre ellos.

No sé hasta qué punto te importa esto, ni siquiera sé si alguna vez has pensado en ello como yo. No sé si te quedas despierto en la cama por la noche, pensando, o si simplemente te echas la manta encima y a dormir tan ricamente. En ese caso te envidiaría.

A veces pienso que soy demasiado profunda para lo simple que debería ser. ¿Quién piensa en sentimientos en este momento? Somos jóvenes, invencibles. Nada nos puede parar. Queremos diversión, queremos reírnos, salir de fiesta o a la calle sin pensar en mañana. ¿Quién piensa en estar despierto por la noche pensando en si habrá alguien despierto pensando en lo mismo? ¿Quién piensa en si esa persona estará bien, si la estarán tratando como se merece, si es feliz?
Seguramente alguien que está muy mal de la cabeza. Mal, mal. Porque la gente normal se va a la cama y cierra los ojos. Punto.

Soy Sonia. Tengo 20 años, soy AB+ y la esperanza de poder salvarle la vida a alguien con un simple gesto es el motor que mueve mi mundo.
Y aunque desearía poder compartir esta intención con alguien más, aún no puedo. Pero sé que un día podré, porque no soy la única que siente. No soy la única que quiere salvar a alguien.



La cuestión es... ¿A quién? ¿No debería salvarme a mí misma primero?