"Concédeme, Señor, serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y sabiduría para distinguir las unas de las otras". Kurt Vonnegut, Matadero cinco

3/8/12

Sobre la muerte y la escritura como medio de salvación/terapia/cosa

Hoy no estoy muy contenta. Bueno, no sé cuándo lo estoy. Entre amigos tengo la coña del Síndrome Cubicles, el Síndrome Bulletproof Heart y el Síndrome Headfirst for Halos, todas canciones de My Chemical Romance. El síndrome Cubicles es creer que vas a morir solo, que no tienes a nadie ("Sometimes I think I'll die alone, I think I'd love to die alone"). No es mi caso en este momento. Estoy lúcida y no echo de menos a nadie lo suficiente como para estar así. El síndrome Bulletproof Heart es básicamente estar harto de toda esta tontería y querer huir de esto ("And we could run away, if we could run away, run away from here") Me siento un poco así, pero no tanto. Y por último, el síndrome Headfirst for Halos, es tener días de sentirte feliz hasta reventar y otros estar tan deprimida que todo te da igual, y a consecuencia de tanto altibajo no te importaría estrellarte contra algo ("And now these red ones make me fly, and the blue ones help me fall, and I think I'll blow my brains against the ceiling") En mi casa se vive en un Headfirst for Halos continuo. No estoy contenta por eso, pero también por otras cosas.

Me siento impotente en cuanto al tema de la muerte. Sé que todos morimos, aunque nos empeñemos en no pensar en ello. Yo moriré, tú morirás, todos lo haremos. Siempre he dicho que quiero morir rápido, y a ser posible sin saberlo. Porque saber que estás mal y que vas a morir aun no sabiendo la fecha exacta debe ser la peor tortura del mundo. No me voy a poner a contaros mi vida, pero esto se da muy a menudo y me jode. Sí, podría entrar en el rollo de "no es justo" y "hay quien se lo merece más", pero de nada serviría. Esto es así. Un día estamos bien y al día siguiente un tío con una bata blanca nos dice que nos quedan meses de vida. Y es una jodida mierda que te estropeen la vida así. Yo lucharía hasta el final, porque tengo la estúpida creencia de que siempre hay una esperanza para todo, pero no es cierto. A veces no la hay. A veces por mil pastillas que tomes, por mil dietas que hagas y por mil hábitos que cambies ya no hay solución. Vas a morir. Da igual lo que hagas. Es horrible, ¿no creéis?
Y si eso es horrible para el futuro difunto, ¿cómo lo es para los que lo vemos desde fuera? No sé qué es peor. Para mucha gente el peor trago se lo llevan los familiares, los que tienen que ver languidecer a esa persona hasta que muere. No pueden hacer nada, y van a perder a un ser querido. Y cuando esa persona se haya ido ellos seguirán dolidos y recordando a esa persona. Por eso dicen que es peor, al fin y al cabo cuando la persona muere se acabó para ella. Yo no sé qué pensar. Creo que nunca estaré preparada para ninguna de las dos cosas, ni para morir ni para ver morir a alguien querido. Lo pasaré muy mal. No quiero pensar en ello, pero es así, la muerte está ahí, por todas partes, y cuando le da la gana hace ZAS y se lleva a quien quiere. Y hay quien no lo merece. Pero bueno, ya lo he dicho antes, la vida es así, nacemos, vivimos y morimos. Pero hay gente que no ha tenido tiempo de vivir, gente que tal vez haya desperdiciado su vida e intente arreglarla, y justo entonces hala. Me acuerdo que un día hablando con una chica que conozco me lo comentó en plan curiosidad, como que en los libros y películas cuando el villano por fin encuentra la redención, y sólo entonces, es cuando muere. Como Darth Vader, como Harry Oscorp en Spiderman 3, como el padre de Gwen en The Amazing Spiderman. Siempre que te redimes cascas. Es una putada. La vida debería darte una segunda oportunidad. En fin... Hablar por hablar. Uf...

Lo de "escritura como medio de salvación" se me ha ocurrido hace un rato pensando. Puede que a los escritores la literatura, es decir, escribir, nos haga más lúcidos, nos salve de nuestros demonios internos aunque sólo sea mientras tecleamos/escribimos. Cuando pienso en escritores (en los que ya están muertos, vamos), pienso que muchos llevaron unas vidas muy poco afortunadas. O murieron jóvenes, o la cagaron con sus mujeres/familia/amigos, perdieron lo poco que ganaban, enfermaban y morían, eran adictos a cosas... Sin embargo, en algún momento de sus vidas se sentaron y escribieron. Y creo, o tal vez sea pretencioso pensarlo, pero ¡bueno!, me da lo mismo, creo que era en esos instantes cuando podían experimentar un poco de calma interior, de sosiego. Puede que todo cuanto les rodeara les tirara al suelo, les ahogara y desesperase, pero mientras escribían podían dejar todo eso en un segundo plano. Estaban creando, estaban vaciándose por dentro para mostrar directa o indirectamente al mundo cómo eran en realidad. Y tal vez era su única forma de comunicarse, de conectar lo más profundo de su ser con el resto del universo. Tal vez los escritores no sean sólo hacedores de historias, magos de la imaginación capaces de transportarte a mundos lejanos, a tramas rocambolescas o presentarte personajes que marcarán un antes o un después como cualquier persona real. Tal vez simplemente eran personas con cierta "problemática" a la hora de comunicarse, y escribiendo esas historias y creando todo eso era su manera de hacerlo. No tiene por qué ser así, pero es lo que se me ha ocurrido ahora mismo. Tal vez yo sea eso. Una tía que no sabe expresar lo que tiene dentro, lo que la retuerce y la mueve salvo creando, bien o mal. No sé si es alentador, pero soy así. Y por eso creo que escribir salva. Porque de otro modo no habría manera de comunicarse. Y no hay que olvidar al lector. Porque todo mensaje necesita un receptor para que haya comunicación. ¿Y qué es un lector sino alguien dispuesto a escuchar lo que le cuentas?



Creo que ya he desvariado lo suficiente por hoy, pero estoy satisfecha. No puedo escribir bien cuando estoy así, así que es mejor que lo que me salga lo deje por aquí. Un saludo a todos! :)