"Concédeme, Señor, serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y sabiduría para distinguir las unas de las otras". Kurt Vonnegut, Matadero cinco

18/4/12

Can I play with madness? You're blind, too blind to see

El amor. Esa cosa pegajosa que se nos agarra al corazón como un constipado de los malos. Y peor, porque suele dejar secuelas. Pero, ¿qué pasa cuando se da la vuelta a la tortilla? Normalmente estamos acostumbrados a enamorarnos, y más en estas edades, de alguien que o nunca sabrá que existimos o que lo sabe pero que pasará olímpicamente de nosotros por toda la eternidad. Lo aceptamos, vivimos con ello, fantaseamos en nuestra imaginación con planes imaginarios, citas imaginarias, diálogos imaginarios y momentos inolvidables imaginarios. De vez en cuando ponemos música triste y deseamos que esa persona llame al portero y nos diga "salgamos de aquí". Otras ponemos música rabiosa para gritarle en silencio a esa persona "te odio, te odio por el simple hecho de que te quiero y nunca estaré contigo". Otras ponemos música alegre y pensamos "¡Soy feliz, ya no pienso en él/ella! Oh, wait..." Y volvemos al principio, a ese nudo angustioso en el estómago de "estoy sola, nunca estará conmigo."

Pero lo que digo... ¿Y si se vuelve la tortilla? ¿Os imagináis estar en el otro lado? ¿Gustarle a alguien? Tiene que ser terrible. Bueno, no, me refiero a gustarle a alguien y que ese alguien no te guste a ti. Tiene que ser horrible. Salvo que seas un cubito de hielo insensible, claro. ¿Cómo le dices a alguien que no? Es muy duro. Tú lo has vivido. O lo has imaginado. La cara de esa persona, el dolor producido por ese no. No quieres herir a esa persona, pero tampoco puedes ser ambiguo. No en esto. Es o sí o no, y hay que estar seguro cuando se dice. Porque si no puedes hacer aún más daño.

Pero bueno, estamos en las mismas, oh. ¿Quién soy yo para aconsejar a nadie? Yo, que no le gusto a nadie y que nunca he conseguido decirle a nadie "me gustas". No, no me hagáis caso. Sólo quería desahogarme porque me aterra la posibilidad de gustarle a alguien y tener que decirle que no. Me sentiría cruel y mala. No me gusta. Así que eso. Si os gusta alguien pero sabéis que a ese alguien no le gustáis no seáis tontos. Vivid lo más felizmente posible, no os rayéis. Como dicen LostAlone, no gastéis sentimientos y esperanzas en el amor. Y si le gustáis a alguien, tened cuidado. Como dice Iron Maiden... No juguéis con la locura. No juguéis con la locura de otros. A veces estamos demasiado ciegos para ver todo.



XaO!

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