"Concédeme, Señor, serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y sabiduría para distinguir las unas de las otras". Kurt Vonnegut, Matadero cinco

24/3/13

And if the world stops believing, I'll keep believing that the world can make a change

No ha sido un buen finde el que está acabando. No lo fue desde el principio, desde ayer que me levanté y me encontré con una maraña de mensajes de colegas diciéndome lo que sería la peor noticia que me han dado en bastante tiempo.
My Chemical Romance, mi grupo, mi grupo favorito desde mayo de 2007, se habían separado.

Pensé "esto es una coña, o algo", pero no, no lo es. Se han separado. Así, sin más.

Mucha gente dice de esta banda "MCR me salvó la vida". Yo no puedo decirlo literalmente porque no es cierto, pero ayudó bastante. Les conocí casi de casualidad, un día que dejé puesto FlyMusic mientras barría después de comer. Nadie me había hablado de ellos, no sabía ni que existían. No es como esas veces que te pones a escuchar un grupo porque te da por ahí o porque un amigo te dice "escucha esto, te gustará". Simplemente encendí la tele en el momento adecuado y puse el canal adecuado. Y allí estaban, en blanco y negro, tocando I don't love you. Y más tarde, otro día, en el mismo canal, volvieron a aparecer, envueltos en el polvo, en el fuego y en la rabia, y sin embargo gritándole al mundo "I am not afraid to keep on living", no tengo miedo de seguir viviendo. Ni siquiera me di cuenta de que era el mismo grupo hasta el final, y aun así notaba ese "algo" especial que me había impedido cambiar de canal. La fuerza. La energía. La rabia, el sentimiento. El mismo sentimiento que me atravesó la primera vez que vi el videoclip de Helena cuando ella se levanta del ataúd y se pone a bailar.

En ese momento solo conocía dos canciones de ellos, I don't love you y Famous Last Words. Helena era la tercera canción que escuchaba de MCR, y desde ese instante lo supe. Ya era fan. No sabía su historia, no sabía el nombre de los entonces 5 integrantes de la banda, ni de dónde eran, ni cuántos discos habían sacado. Pero era fan. ¿Por qué? No lo sé, pero lo sabía.
Y luego conocí toda la historia. Supe que Gerard decidió montar el grupo después de haber vivido el 11-S en Nueva York, que eso le hizo pensar que estaba desperdiciando su vida y que quería hacer algo grande, dejar huella, no ser invisible. Creo que eso hizo que les admirase aún más, porque me vi reflejada en esa premisa, en ese propósito. Yo también quería hacer eso, aunque a mis 16 años recién cumplidos no supiese cómo. Pero el simple hecho de saber de alguien al que le pasaba algo parecido, o simplemente de enterarte de que ese alguien estuvo muy jodido, lo pasó realmente mal hasta el punto de querer suicidarse y no solo no lo hizo, sino que sacó fuerzas de alguna parte dentro de él y salió adelante para gritarle al resto "Eh, se puede. Yo he podido." No digo que él lo haya dicho expresamente en alguna entrevista, no, me refiero a sus propias acciones, a su propia historia. Eso fue lo que en cierto modo me enseñó Gerard Way, que uno puede estar realmente mal pero que puede resurgir con más fuerza que nunca. "Sometimes you have to kind of die inside in order to rise from your own ashes and believe in yourself and love yourself to become a new person. " A veces como que tienes que morir por dentro para levantarte desde tus propias cenizas y creer en ti mismo y amarte a ti mismo para convertirte en una nueva persona. Siempre me ha gustado esa frase. Es muy cierta. Porque todos en cierto momento hemos tenido malas épocas, todos nos hemos sentido a veces rechazados, o perdidos, o rotos, sin rumbo. Y no nos vale un "ya se te pasará, es que estás en la edad" o "cómo eres". En ese momento, cuando tienes 16, no te vale con que te digan que todo mejorará en unos años, porque te duele ahí y entonces. Cuando te sientes solo, cuando te sientes el raro, cuando no quieres ser tú porque te hace sufrir pero al mismo tiempo te niegas a ser alguien que no eres, no te vale con un "espera, que vendrán tiempos mejores". Te vale un "eh, a mí también me ha pasado. Sé fuerte, sé tú mismo y no aguantes las mierdas de nadie". Y eso es lo que me dio MCR en esa época, fuerza. La primera frase de su primera canción dice "No estás solo en esto". Y con eso valía. Daba igual que siguieran creyéndote el raro, daba igual que fueras el diferente, el que no sigue al resto. Porque desde ese momento, todo lo que podías decirles era "Me da absolutamente igual. Porque soy feliz y no necesito más". Es uno de sus mensajes. Está bien ser tú mismo, aunque al resto no les guste. Probablemente sea porque les jode no poder hacer lo mismo, porque están demasiado preocupados por el "qué pasará si no hago como los demás" como para dar un paso al frente y luchar.

MCR me enseñó eso, y entonces desaparecieron. Tardaron años en volver, años sin saberse nada de ellos. Llegas hasta a dudar si todo fue real. ¿De verdad un grupo me hizo sentir esas cosas? A lo mejor me pasé, oye, era una cría. Pero era real. Y sabía que era real porque en cada mal momento su música estaba ahí y me traía de vuelta el mensaje, el sigue adelante, no tengas miedo de vivir. En cierto modo era como "mientras ellos estén ahí, puedo seguir". Creo que Frank dijo una vez algo como "We're here as a reminder that the world is not better off without you", estamos aquí como un recordatorio de que el mundo no es mejor sin ti.

Y entonces, un día, volvieron. Y cómo volvieron, ¡Dios! Con un tío en mallas de lunares patinando en mitad de una autopista, con Gerard con el pelo rojo, máscara y un coro de voces gritando NANANANANANANANANA.



Vale, era muy muy distinto a simple vista, hasta el punto de que creo que el noventa por ciento de las reacciones fueron "¿QUÉ HAN HECHO?" ¿Se la habían cargado al renunciar al negro y toda esa imagen? Yo creo que no. Porque el mensaje seguía siendo el mismo, más claro que nunca: Keep running. Keep shining. Mean something. Sigue corriendo. Sigue brillando. Significa algo. ¿Qué más da que cambiara la imagen, que la música fuera más alegre? Busqué dentro de las canciones, y seguí encontrando ese algo, esa energía, lo que les hacía diferentes. Para mí el cambio era como un tortazo en la cara para los que se habían atrevido a llamarlos emo y pro-suicidio. Porque ellos hablaban de la muerte, sí, pero no nos animaban a hacerlo. A veces tienes que hablar del mal para mostrar qué es el bien. Esto es lo mismo. My Chemical Romance había vuelto. Y esta nueva etapa ya no era una etapa que vivir en solitario. Esta etapa fue distinta para mí porque ya no era una cría de 16 años, era una tía de 19 en su segundo año de universidad. Las cosas habían empezado a cambiar lentamente para bien, y esto era el acelerón definitivo. Porque fue entonces cuando el foro de fans de MCR volvió y empezó a organizar quedadas para que los fans nos conociéramos entre nosotros. Y en esas quedadas fue donde conocí a quienes ahora, casi 3 años después, puedo considerar mis amigos, gente muy distinta a veces pero de la que he aprendido, que me han aportado cosas, perspectivas, sobre todo. Formas de ver y sentir la vida que no habría descubierto sin conocerles. Con ellos viví ese grandioso 5 de marzo de 2011, cuando me marché a Barcelona con una chica fantástica a la que solo conocía desde hacía 4 meses a ver a mi grupo favorito, al que llevaba 4 años esperando. Y fue una gran noche, porque allí estábamos todos esos a los que un grupo de música nos había hecho sentir como ningún otro grupo, los que nos habían dado esa fuerza que nos hacía levantarnos si la realidad trataba de derribarnos. Ya no éramos una persona metida en su cuarto escuchando música. Ya no éramos el raro de la clase, ese que no hay quien lo entienda. Éramos un grupo de gente gritando y cantando a nuestro grupo favorito mientras ellos tocaban, mientras nos convencían de que sí, de que eran reales, que no eran solo una imagen que nos mira desde la pared o un puñado de notas que salen del altavoz. Ellos eran My Chemical Romance. Y lo mismo puedo decir del Dcode, el 24 de junio del mismo año. Que nos juntamos un buen puñado de gente, que pasamos calor y agobio como nadie, que nos quemamos y nos deshidratamos y soportamos empujones y grupos que no siempre sonaban muy bien. Pero lo hicimos juntos, porque "ya no estábamos solos en esto". Y todo por ellos. Ellos nos habían unido. Ellos y su música nos han mantenido unidos todo este tiempo, hasta ahora, hasta marzo de 2013 cuando nos han dicho adiós.

Cuando todo esto empezó yo era una cría de 16 con poca gente a mi alrededor y muchas dudas. Ahora, con casi 22 años, sigo teniendo dudas, pero ya no estoy sola. Tengo su música, y sobre todo tengo a todos los amigos y toda la gente que he conocido a través de haberles conocido a ellos. Y me duele que se separen, pero ante todo agradezco haberlos conocido. Porque no tendría nada de lo que tengo hoy si no fuera por ellos. Aunque nunca les vaya a conocer en persona, aunque nunca les vaya a decir esto, no me importa. Ellos han sido un ejemplo, una inspiración, una forma de vida y un camino hacia algo mejor. Ellos han puesto las baldosas, ahora me toca a mí recorrerlas adonde quiera que me lleven.