Pues aquí estoy otra vez... Me gustaría tener algo nuevo que contar, algo bueno, divertido, interesante, un cambio radical en mi vida. Pero lo más nuevo que tengo es el tinte de mi pelo, y ya hace casi un mes que me lo teñí. Es como rojizo, me gusta. He pegado algún que otro cambio en cuanto al físico. Bueno, físico no, sigo siendo miope, granuda y con tripa. Me refería a la estética. La chica de palestina, pelo revuelto y cazadora ahora lleva un abrigo negro por las rodillas, un pañuelo lila atado al cuello y el pelo planchado siempre que puede. ¿Significa algo más profundo el hecho de que cambie estas cosas? Bueno... No lo sé. Quizá al fin esté empezando a crecer, a ser más adulta. Si me quitas la mochila parezco universitaria y todo, con mi abrigo, mi pañuelo, mi boina y mis andares. Pero por dentro todos sabemos que sigo siendo yo, Sonia, la desastrosa de pelo despeinado incapaz de dar una en clase. No nos engañemos. Esto no va a ninguna parte. Sigo siendo esa chica que con 14 años en 2º de la ESO no sabía qué hacer con su vida y se decía "bueno, aún me queda toda la ESO para pensarlo." La misma Sonia que entró a Humanidades con 16 años sólo porque quería aprender latín, esa lengua que ya nadie habla como los romanos de la época clásica y seguía con el mismo problema. "Bueno, aún tienes dos años."
Pues bien, han pasado 5 años desde que entré a bachillerato, 9 desde que dejé el colegio y empecé el instituto. Y yo, con casi 21 años y a uno y medio de acabar la carrera, sigo sin saber lo que quiero. Sigo sin saber qué hacer con mi vida. Y estoy harta de que me digan que aún tengo tiempo. No seáis idiotas, joder. ¡Me queda un año! ¡Uno! ¿Qué hacer luego? ¿Seguir estudiando? ¿El qué? ¿Trabajar? ¿Haciendo qué?
Voy a acabar como Septimus, me temo. (Leed La señora Dalloway) Soy demasiado idealista, y las personas idealistas no aportan nada práctico al mundo. Mi única salvación sería que me tocara la lotería, pero es difícil que toque si no la compras. Y no voy a hacerme ludópata para escapar de esto.
No sé para qué valgo. Se supone que a todas las personas se les da bien algo, tienen un don o una facilidad natural para algún campo. ¿Yo? No voy a decir que no lo tenga, sería demasiado cruel. Debo tenerlo, pero no lo encuentro. Y hasta que no lo encuentre voy a vivir con la amarga sensación de que no valgo para nada, sea verdad o sea mentira.
No es pesimismo. No es miedo. No soy débil, yo lo sé. Cuando encuentro el motivo, cuando veo el camino, tengo más fuerza de la que podáis imaginar. Cuando tengo una motivación, cuando veo que puedo conseguir lo que me propongo, entonces no hay quien me pare. Mi motivación es escribir. No sé si valgo o no, no sé si conseguiré publicar algo y vender más de dos copias, pero voy a seguir. Escribir me gusta, me anima, me ayuda, me hace sonreír. Y sería genial que eso pudiera ayudar a más personas, que alguien leyera algo mío y le gustara, se emocionara o algo, no sé. También me gusta cantar y tocar instrumentos, aunque ahí sí que sé que no sería especialmente buena. No tengo la voz de Sharon den Adel ni la destreza de Ray Toro. No necesitaría ser un icono de la primera mitad del siglo XXI, con ser feliz y hacer feliz a los demás me bastaría. Si pudiera hacerlo escribiendo o cantando sería muy feliz.
Pero mientras tanto aquí estoy, sacándome una carrera porque ya estoy en el penúltimo año y no es plan de tirar la toalla y porque tampoco sabría qué hacer de no estar haciéndola ahora. A veces me da la impresión de estar haciendo constantemente lo que se espera de mí, y eso que me propongo no hacerlo. Pero es así. Lo correcto es estudiar. Primero obligación, luego diversión. Dejé las clases de guitarra porque no podía compaginarlas con el instituto, y eso que acababa de empezar. Llevo 2 años sin terminar una historia porque la carrera es más importante que cualquier historia fantástica que pueda pasárseme por la cabeza. ¿Quién me garantiza que al acabarla las cosas mejoren a nivel personal? ¿Podré realmente volver a guitarra y montar un grupo de covers con Watoo? ¿Podré encontrar y escribir la historia que lo cambiará todo o el trabajo me arrebatará esos momentos?
No lo sé, pero no quiero que eso ocurra. No quiero llegar a los 60 y darme cuenta de que he desperdiciado mi vida haciendo cosas que no quería. Quiero llegar a los 60 feliz y orgullosa de mí misma. Esa es mi motivación, eso es lo que quiero. Y el esprit nouveau, el postmodernism, los P-Markers, el análisis del discurso y el modo subjuntivo francés no van a ayudarme a ello, estoy completamente segura. Muchos escritores no estudiaron lo que querían. Jordi Sierra i Fabra empezó Arquitectura. Tolkien era profesor de literatura anglosajona. Poe se fue de la universidad. Kurt ni siquiera fue a una. Y cumplieron lo que se proponían, con mejor o peor resultado, pero lo consiguieron. Son escritores, cantantes. Son lo que quisieron ser. Yo quiero lo mismo para mí. Creo que no pido demasiado, sólo lo justo, no quiero ser millonaria, con salud y alegría me vale.
Espero que algún día todo se pueda cumplir. Espero volver a tocar la guitarra, o cantar, o escribir una historia capaz de hacer sonreír a la gente. Con eso vale.
XaO.